martes, 19 de marzo de 2013

COMENTARIO. LA ALHAMBRA DE GRANADA.


La muralla de la Alhambra (“La roja”), construida con la arcilla roja de la colina donde se asienta, destaca sobre las montañas de Sierra Nevada. 
Muhammad I (1232-1273) fundó la dinastía nazarí (que rigió los destinos de Granada como reino independiente durante 250 años), construyó la Acequía Real desde el río Darro y erigió el recinto militar de la alcazaba. La Alhambra (y su prolongación, el Generalife) destacan sobre el resto de monumentos nazaríes. 
En el Renacimiento, el emperador Carlos V demolió parcialmente algunos palacios para construir un palacio renacentista.
De los 22 sultanes que formaron la dinastía nazarí, sólo algunos se embarcaron en empresas constructivas. Destacan Yúsuf (1333-1354), que erigió la Torre de Comares entre otras, y su hijo, Muhammad V (1354-1358 y 1362-1391), que completó el Cuarto de Comares y construyó el Cuarto de los Leones. 
Nombre: La Alhambra.
Arquitecto: Desconocido.
Cronología: Siglos XIII y XIV.
Localización: Hispanomusulmán.
Materiales utilizados: Argamasa, ladrillo, estuco, yeso, mármol, cerámica, madera.
Dimensiones: 740 x 220.
EXTERIOR
La alcazaba es un recinto amurallado en forma de navío cuya proa se orienta hacia la ciudad. De acuerdo con la mentalidad islámica, los más de dos kilómetros de muros exteriores, con torreones salpicados de pequeños vanos y reforzados por unas treinta torres, ofrecen una visión sobria que nada tiene que ver con el espléndido interior que ocultan. 
PLANA E INTERIOR.
La joya que esconde la Alhambra son sus espléndidos palacios, construidos según las necesidades de cada momento, aunque agrupados irregularmente, tenían algo en común: cada uno de ellos se articulaba a partir de un patio central. 
Los edificios hipanomusulmanes, diseñados a escala humana, disimulaban con yeso la pobrez de los materiales empleados (argamasa para los muros y ladrillos para pilares, arcos y bóvedas) y no daban mayor importancia a los aspectos estructurales.
La Alhambra parece la materialización de la creencia musulmana de que el paraíso es un jardín. En ella, la arquitectura da paso a la naturaleza estableciendo transiciones sutiles y suaves: pórticos abiertos, torres miradores, patios..La vegetación –huerta o jardín- y el agua, concebida como elemento vivo y fluyente, interrelaciona los diferentes recintos y les dan una unidad. 
La voluntad de una arquitectura abierta se evidencia en los bellos pabellones que invaden el Patio de los Leones y desdibujan el límite nítido entre casa y el jardín, están formados por delgadas columnas de mármol, agrupadas o aisladas siguiendo el ritmo de la galería porticada de que forman parte, y sobre ellas se erigen arcos peraltados con una yesería exquisita, que filtra la luz cuando se observa el patio desde el interior.
En el centro del patio está la famosa Fuente de los Leones, cuya traza se sostiene a lomo de doce leones de mármol en rueda. De esta fuente salen pequeños canales de agua que llegan hasta los surtidores de los pabellones y las estancias contiguas. 
El agua es omnipresente: aparece en movimiento en surtidores, fuentes, acequias, y también en reposo, en las albercas rectangulares. La gran alberca del Patio de los Arrayanes se convierte en un espejo de agua en el que se refleja la mole blanca de la Torre de Comares y acentúa ópticamente la liviandad de la construcción. 
La decoración forma una delicada película ornamental que recubre absolutamente todas las superficies. Así suelos y zócalos se visten de mármol o cerámica alicatada; la parte más alta de las paredes, de yeso o estuco, las cubiertas de madera y mocárabes de yeso. Ejemplo de esta belleza es el Mirador de Daraza.
La caligrafía árabe es el sustituto de las imágenes, prohibidas por la religión. Aparece frecuentemente como “arabesco”, combinada con la decoración vegetal estilizada (atauriques) y con la decoración geométrica (lacerías). Los textos van desde los poemas epigráficos que explican la forma, función y significado de la arquitectura hasta la poesía. 
El objetivo último de la decoración de la Alhambra es legitimar al sultán (que gobierna en nombre de Dios) y dar idea de grandeza y fuerza a la dinastía. 

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